En las leyendas ulteriores elaboradas alrededor del asesinato de Hiram y el conocimiento de la antigua Palabra de Maestro Jehovah, la triple voz necesita la reunión de tres Grandes Maestros, el rey Salomón, el rey de Tiro e Hiram el arquitecto, ya que solamente tres personas en el mundo la conocían, y solamente podía ser comunicada si estos tres lo hacían conjuntamente.
El “Régulateur du Maçon” nos hace un apunte velado sobre el poder de este ternario cuando el Venerable expresa a los Vigilantes que ellos nada pueden hacer sin él, pero que entre los tres todo lo pueden.
En el caso donde la leyenda masónica afirma que la Palabra está Perdida a la muerte del arquitecto Hiram, puesto que la triple voz no puede ya llevarse a la práctica, una palabra de sustitución fue dada a quienes encontraron el cadáver y levantaron el cuerpo.
Esta manera de ser tres para componer la triple voz se denomina igualmente la «regla de tres» y se refiere siempre a la forma de reencontrar la Palabra perdida para convertirse en Maestro Masón.
Citemos extractos de algunos ejemplos :
MANUSCRITO GRAHAM (1726)
“Entonces, después de su muerte (de Betsaléel) los habitantes de ese país creyeron que los secretos de la masonería fueron completamente perdidos porque no se escuchó hablar más de ellos, puesto que nadie conocía esos secretos, a parte de esos dos príncipes, que se habían comprometido por su juramento de no revelarlos sin ningún otro para formar una triple voz”.
LA MASONERÍA DISECCIONADA de Samuel Prichard, 1730)
P. – ¿Cómo fuisteis aprobado Maestro?
R. – [Pasando] De la Escuadra al Compás.
Ex. – Presumo que habéis sido un Aprendiz Aceptado.
R. – He visto Jakin y Boaz;
Fui hecho un Maestro Masón [eso es lo] más raro,
Con [el] Diamante, [el] Sillar y la Escuadra.
Ex. –Si pretendéis ser un Maestro Masón,
Exactamente habéis de comprender la Regla de Tres.
Y *M. B. os hará libre: * Macbenah.
Y [todo] aquello que deseéis en Masonería,
En esta Logia os será mostrado
Mucho se ha elucubrado sobre este misterioso, o cuanto menos difuso, concepto de la “regla de tres” y de la “triple voz” que se ha interpretado de formas variopintas e incluso fantasiosas, cayendo en elucubraciones más que dudosas.
Dentro del contexto histórico, cultural y religioso en el que se conforman estos rituales y divulgaciones de la época, mi punto de vista personal coincide por su solidez, simplicidad y coherencia al expuesto en distintos ensayos, como los de Patrick Négrier, donde, a pesar de una serie de opiniones que pretende hacer referencia a la Santísima Trinidad (incluso viéndose asociada a elementos simbólicos que se proyectarán también posteriormente como en el eneágono y el triple triángulo en la masonería Escocista en años posteriores) la « regla de tres » que juega un rol eminente en el Graham de 1726 no se refiere en absoluto a la Trinidad (que no es ninguna regla), sino a Gálatas 2,9 y aún además a Mateo 18,20 que habían proporcionado las primicias del reglamento eclesiástico según el cual no se podía ordenar a nadie como ministro del culto a menos que fuera llevado a cabo por tres ministros, reglamento eclesiástico adaptado por los autores del Graham en la esfera masónica.
Joaquim Villalta
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