Desmontando falacias
Desmontando
falacias y restituyendo legitimidades históricas del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado.
Las Grandes Constituciones de 1786
The Journal of the Masonic
Society, Issue 8, 2010
POCOS DOCUMENTOS MASÓNICOS
han sido más debatidos, ensalzados, denigrados, estudiados y malentendidos que la colección
conocida como las Grandes
Constituciones de 1786. Actualmente existen dos colecciones con ese nombre, una conocida como la versión
francesa y la otra como la versión
latina. Pero, ¿qué son, por qué son importantes, y por qué toda la agitación sobre ellas?
Las Grandes
Constituciones de 1786 están asociadas directamente con el grado 33 del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado y sus reglas y reglamentos originales. El primer Consejo
Supremo⁎ del Rito Escocés
se creó en Charleston,
Carolina del Sur el 31 de mayo de 1801, y utilizó las Grandes Constituciones tanto como la autoridad
para existir como las leyes para su forma de gobierno. Las Grandes Constituciones de 1786 proveyeron al Supremo Consejo
de un diseño, y les dieron guía en la organización, estructura y gestión del nuevo sistema.
En los
primeros días del Rito Escocés, las Grandes Constituciones se consideraban de gran importancia para el
joven Supremo Consejo, pero no tenían
ningún valor para las Grandes Logias,
que a menudo consideraban el nuevo sistema como meros grados
secundarios. Para el Rito Escocés, no solo
eran fundamentales para el gobierno del sistema, sino que también podían
usarse como evidencia
de legitimidad. De hecho, el Supremo Consejo
original de Charleston (hoy oficialmente conocido
como "El Supremo
Consejo [Consejo Madre del Mundo] de los Caballeros Comendadores Inspectores Generales de la Casa del Templo de Salomón del
Trigésimo tercer grado del Rito
Escocés Antiguo y Aceptado de la Francmasonería de la Jurisdicción Sur de los Estados Unidos
de América” (pero
más comúnmente conocido
simplemente como la “Jurisdicción Sur”) usó las Grandes Constituciones como evidencia de legitimidad en lo que se convertiría en una “guerra del Rito
Escocés” que abarca la mayor parte del Siglo XIX.
John Mitchell fue el primer Gran Comendador de Consejo de Charleston (es decir: la “Jurisdicción Sur”). Mitchell había sido un Inspector General Delegado (25°) de un sistema Masónico más antiguo conocido como la Orden del Real Secreto, más comúnmente conocida como el Rito de Perfección. En 1807, cuando Joseph Cerneau, otro un Inspector General Delegado de la Orden del Real Secreto, creó cuerpos en Nueva York, que evolucionarían en un segundo Supremo Consejo en los Estados Unidos, el joven Consejo de Charleston usó las Grandes Constituciones para argumentar que este segundo consejo no tenía autoridad y era irregular. En 1813, Emanuel de la Motta, un Miembro Activo del Consejo de Charleston, viajó a Nueva York y –con o sin conocimiento o aprobación del Consejo de Charleston –creó un segundo Supremo Consejo en Nueva York el 23 de agosto de 1813, para usurpar la creación de Cerneau. Este consejo se convertiría en la Jurisdicción Masónica Norte, conocida hoy como la socia de la Jurisdicción Sur.
Curiosamente, la Jurisdicción Masónica
del Norte (JMN)
y la Jurisdicción del Sur (JS) han estado históricamente en
desacuerdo sobre qué versión de las
Grandes Constituciones de 1786 aceptan. La JMN acepta la versión francesa, y el JS la versión latina. ¿Pero por qué debería haber diferentes versiones de un documento que parece ser crucial para
el Rito escocés? ¿Cuál es y dónde está el original?
Las
Grandes Constituciones de 1786 contiene 18
artículos, o leyes, y se informó que fue aprobado y firmado en
Berlín por Federico el Grande, el 1
de mayo de 1786. Desgraciadamente, no se sabe que exista el documento original. Cuando el Consejo de Charleston
exigió que el Consejo de Cerneau presentara la documentación demostrando que estaba autorizado para existir, el
Consejo de Cerneau no presentó nada. El Consejo de Charleston calificó
a Cerneau de desautorizado e irregular.
Cuando el
Consejo de Cerneau exigió que el Consejo de Charleston demostrara que estaban autorizados para existir, el Consejo de
Charleston señaló a su copia de las
Grandes Constituciones de 1786. El Consejo de
Cerneau descartó este documento como una falsificación y acusó al grupo rival de hipocresía. El Consejo de Cerneau afirmó que tenía el mismo derecho
y autoridad para existir que el Consejo de Charleston, y que las normas de legitimidad deberían ser las mismas para ambos.
Otro reclamo
hecho por el Consejo de Charleston fue que cualquier Supremo Consejo adicional creado en los Estados Unidos
necesitaba de su aprobación, la cual no otorgó a Cerneau.
Entonces, ¿quién, si alguno, estaba en lo correcto? ¿Es posible que las Grandes Constituciones de 1786 fueran una falsificación y que nunca fueron aprobadas por Federico? Demos una mirada a las dos versiones de las Grandes Constituciones de 1786. De la versión francesa, Albert Pike nos dice: “Si estuviera satisfecho de que nunca hubo otras Constituciones aparte de las contenidas en la versión francesa, no dudaría en admitir que fueron una falsificación torpe, y que no había nada en el mundo que demostrara su autenticidad.”1
¡Esas son
palabras fuertes! Pero, ¿por qué Pike escribiría tan fuerte denuncia de esta versión francesa? El Past
Soberano Gran Comendador de la JS, Henry Clausen explica:
“La
versión [latina] de Pike es obviamente una copia más fiel del original porque proporciona omisiones y
correcciones que eran evidentes en la versión
francesa.”
Clausen continúa:
“Los
siguientes son algunos ejemplos de la pluma de Pike que muestran la disparidad entre las versiones
en francés y en latín:
Las
Constituciones francesas no prevén ni describen ninguna Joya o Cordón del Grado. El Sello se describe
como "un Águila NEGRA grande con dos
cabezas, el pico de oro, las alas desplegadas, y sosteniendo en sus garras una espada desnuda; sobre una cinta que se
muestra abajo se escribe DEUS MEUMQUE JUS, y sobre el Águila, CONSEJO
SUPREMO DEL 33er GRADO.
[Official Bulletin,
Vol. V, No.2, p. 548]
Las Constituciones francesas prevén un Consejo del Grado en cada Nación o Reino en Europa; dos en los
Estados Unidos de América; uno en las Antillas
británicas; y uno en las islas francesas de las Indias Occidentales. Pero ninguno se proporciona para Canadá;
ninguno para la Provincia de Louisiana,
o las posesiones españolas en América del Norte; y ninguno para Sudamérica. [Official Bulletin, Vol. VII, No. 1, p. 486]
Su Artículo
VI prevé que ‘el poder del Supremo
Consejo no interfiere con ningún grado
por debajo del 17°;’ y el Artículo VII que solamente los Consejo o individuos por encima del Gran Consejo
de Príncipes de Jerusalén pueden apelar
al Supremo Consejo. Esto era necesario, en 1801, en Charleston, para impedir la hostilidad de parte de la Gran Logia
de Perfección y el Gran Consejo de Príncipes de Jerusalén, que entonces y
hasta ahora existen en Carolina del Sur.
¿Por qué era necesario en 1786, en Prusia, donde no existía ninguna Logia de Perfección ni Consejo de Príncipes de Jerusalén? [Ibid., p.487]
Las
cuotas para el 33er Grado,
y para la patente de él, se expresan como pagaderas, no en moneda alemana, sino francesa. [Ibid., p.487]2
La reprobación racional y categórica de Pike de la versión francesa, hace que sea difícil entender cómo uno podría, con cualquier entendimiento del argumento de Pike y sus implicaciones, defender razonablemente la versión francesa. Sin embargo, esta es la misma versión que acepta la JMN.
¿Por qué? Aún más curioso es
el hecho de que Pike mismo utilizó la versión
francesa para apoyar su posición en un debate Masónico. En la década de 1860, los Supremos Consejos de la JMN y la
JS entraron en un debate sobre el territorio. Josiah Drummond, el Gran Comendador de la JMN, y
Albert Pike, el Gran Comendador de la
JS, debatían cuestiones jurisdiccionales sobre determinados estados.
Durmmond le escribió
a Pike en 1868:
“Sostengo
que bajo las Constituciones de 1786, la Jurisdicción del Norte y la Jurisdicción del Sur son, en todos los aspectos
y para todos los propósitos, tan distintas como si fueran
naciones separadas: que nosotros, como usted, derivamos nuestros
derechos de jurisdicción de esas Constituciones; que esas Constituciones
crean dos Jurisdicciones separadas. Por
otro lado, percibo que usted ha sostenido que su Consejo Supremo tenía jurisdicción en toda América del Norte, y que obtuvimos nuestro
territorio por cesión de usted; y si por cesión, en
consecuencia, obtenemos únicamente el territorio
que usted elija ceder, y según sea necesario, que no podría haber habido un Consejo Supremo en esta
Jurisdicción si no hubiera usted elegido cedernos el territorio.”3
¿Cómo contestó Pike a Drummond? Escribió (argumentando el significado de ciertas frases
en la versión francesa):
“No estoy
de acuerdo con que las Constituciones hayan creado las dos Jurisdicciones. Porque los Estados Unidos
componían una Jurisdicción única hasta
1813 o 1815, y podría haber seguido siendo así hasta el día de hoy. La disposición es restrictiva: no debe haber
más de dos Consejos Supremos establecidos en los Estados Unidos.
Ese es el
verdadero significado de eso; no es que deberán ser dos. Pero el punto no tiene importancia práctica, y
lo paso... Si el Hermano Drummond tenía razón al sostener
que la parte norte de los Estados
Unidos no pertenecía a la Jurisdicción del Consejo del Sur, antes de 1813 o 1815,
sino que era para dar posesión,
fuera voluntario o no, a un Consejo del Norte, siempre que se creara uno allí, una consecuencia que él
no prevé que pueda seguir. Esa hipótesis
haría que los estados del Norte fueran un territorio desocupado, en el que cualquier Inspector General
podría establecer un Supremo Consejo; y podría
así legitimar el Consejo Cerneau y aniquilar el creado en 1813 o 1815 por De la Motta. Ciertamente destruiría la
base principal sobre la cual la legitimidad
del Concilio de Cerneau siempre fue impugnada; a saber, que el Consejo de Charleston
tenía jurisdicción sobre todo el territorio de los Estados
Pike y Drummond debatían
el significado del Artículo Cinco de la versión francesa,
que determinaba el número de Supremos Consejos
permitidos en los EE.UU. Este debate dio como resultado
que Pike presentara argumentos bastante extensos
sobre la gramática francesa e inglesa
y los motivos de su posición con respecto al significado del Artículo Cinco de la versión francesa.
Pike incluso cambió una parte de la traducción al inglés en sus Grandes Constituciones
para reflejar su opinión sobre la interpretación.5 En su Alocución de 1868, Pike muy hábilmente debatió extensamente esta interpretación del
Artículo Cinco de la versión francesa y
lo hizo igualmente en sus Grandes Constituciones. Pero ¿por qué Pike se tomaría
la molestia de argumentar con esmero acerca de un documento que él
había desestimado como una “falsificación torpe”? Pike debería haber debatido, a fin de articular claramente su
verdadera posición, la versión latina,
que afirmó era legítima. ¿Por qué no lo hizo? En pocas palabras, Pike no pudo debatir
esta parte de la versión
latina. La misma porción del Artículo
Cinco de la versión latina (la versión a que Pike se refiere como la “ley del Rito”6) dice:
“En cada
gran nación de Europa, y en cada Reino o Imperio, no habrá más que un solo Consejo Supremo de este
Grado. En todos esos Estados y Provincias,
así como en el continente y las
islas, de las que se compone Norteamérica, habrá dos Consejos, uno a una distancia tan grande como pueda ser del otro.”7
Pike sostenía
firmemente que el significado del Artículo Cinco (versión francesa) era que no se requería
que los EE. UU. estuvieran divididos en dos
El problema
para Drummond era que Pike lo había arrinconado hábilmente con su uso magistral de la versión
francesa preferida de Drummond. El debate territorial terminó con Drummond
cediendo a las demandas de Pike. La
opinión sostenida por
Drummond, sin embargo,
no se basaba únicamente en su
interpretación del Artículo Cinco de la versión francesa, sino también
en el “certificado de nacimiento” del propio Consejo
del Norte, que dice en parte:
“Y
considerando que las Grandes Constituciones del 33º especifican particularmente, que habrá dos Grandes y
Supremos Consejos del 33er Grado para
la Jurisdicción de los Estados Unidos de América, uno para el Sur y el otro para el Norte.”8
Está
claro por qué Drummond interpretó el Artículo V de la versión francesa
como lo hizo. La JMN se creó sobre la premisa de que las constituciones
deparaban dos consejos para los Estados Unidos. Su única disputa podría haber sido si Cerneau no era un legítimo Soberano
Gran Inspector General; después de
todo, si era legítimo, el Consejo Cerneau era
perfectamente legal y la JMN, por su propia razón declarada para ser creada,
¡no estaba autorizada! Las opiniones de Pike sobre el significado de la interpretación francesa original no eran claramente compartidas por Emanuel de la Motta, quien creó la JMN y
fue miembro activo del Consejo original de Charleston.
Es, asimismo, evidente por qué
las "amenazas" de Pike bien podrían haberse
tomado en serio. Claramente, el único ataque disponible que podría razonablemente hacerse a Cerneau,
desde la perspectiva de la JMN, era desacreditar su legitimidad como SGIG, pero se tuvo mucho cuidado en este curso de
acción ya que no hay razón para creer que Cerneau
y
John
Mitchell obtuvieran el
grado
de
alguna
manera
Parecería
evidente que Pike no estaba al tanto de la existencia de una copia manuscrita de la versión francesa de
las Grandes Constituciones que había
hecho Frederick Dalcho, el primer Teniente Gran Comendador del Consejo de Charleston y su segundo Gran
Comendador después de John Mitchell;
el documento no fue descubierto hasta el siglo XX.10 (Esta copia ahora reside en la Colección Kloss en la Biblioteca de la Gran
Logia, de Los Países Bajos, que también incluye un manuscrito del Ritual del
trigésimo tercer grado.) Pike
proclamó audazmente a la versión francesa como un fraude y ofreció
un apoyo muy lúcido para su posición,
mientras que claramente no tiene idea de la redacción perniciosa del “certificado de nacimiento”
de la JMN. Un problema adicional para Pike fue que la versión latina era desconocida antes de 1832. Para empeorar
las cosas, no fue nadie
Habitualmente, los documentos que tratan sobre Joseph Cerneau
incluyen argumentos sobre las Grandes
Constituciones de 1786. Cerneau es acusado rutinariamente de actuar en violación de estas Constituciones.
Los defensores de Cerneau en el siglo
XIX solían argumentar la falta de autenticidad de las Grandes
Constituciones, con la aparente creencia
de que si las Grandes Constituciones pudieran ser desacreditadas,
todos los cargos contra Cerneau
también serían desestimados. Una afirmación que se hacía a menudo era que Federico el Grande había estado en muy mal
estado de salud en el momento en que
se decía que las Constituciones habían sido aprobadas, y que él no estaba físicamente capacitado para darles su consentimiento. Albert
Pike hizo todo lo posible
para examinar la acusación de que Federico no pudo físicamente haber
llevado a cabo ese documento. Pike
trazó meticulosamente los hechos denunciados y presentó un informe detallado sobre su posición
de que era posible que Federico hubiera
ejecutado las Grandes
Constituciones. El historiador del rito escocés
Samuel Baynard de la JMN escribe sobre las conclusiones de Pike:
“Aunque admitimos
que nuestro Ilustre
Hermano nos convenció
de manera magistral
de que Federico, el 1 de mayo de 1786, era física y mentalmente capaz de redactar,
firmar y promulgar
estas Grandes Constituciones, no hemos podido encontrar
que descubriera o nos señalara una
centelleante evidencia de que Federico realmente tuvo algo que ver con ellas.”12
Pike obviamente estaba consciente de que su extenso relato no respondía a la pregunta real de si
Federico había firmado o aprobado las Grandes Constituciones. Al abordar este punto de una manera más interesante, Pike escribe:
“No hay
una sola partícula de prueba, de ningún tipo, circunstancial o histórica o por argumento de
improbabilidad, de que no sean genuinas y auténticas.”13
Por sorprendente
que parezca, Pike en realidad nos está pidiendo que demostremos lo contrario. Independientemente de la petición de Pike, Baynard
continúa escribiendo:
“Concluimos, por lo tanto:
1.
Que las Grandes Constituciones no fueron promulgadas por Federico el Grande;
2. Que no fueron formuladas, redactadas o firmadas en Berlín;
3.
Que no existía en Berlín o incluso Francia
en 1786, ningún “Gran Inspector Universal Supremo, en Supremo Consejo constituido”;
4. Que la fecha real de las Constituciones es posterior a 1786.”14
Pero, si
las Grandes Constituciones son una falsificación, ¿quién las falsificó? La pregunta no se le escapó a Baynard:
“Es
natural que la siguiente pregunta sea: Bueno, entonces, ¿quién las ideó? No sabemos.
Tampoco nos molesta
demasiado que no sepamos. Tenemos nuestra opinión, pero no está
respaldada por ninguna prueba que podamos
llamar positiva o directa, y, por lo tanto, no la expresamos como conclusión.”15
Para resumir
la situación, Pike ya había proclamado a la versión
francesa de las Grandes Constituciones como una falsificación. Estaba debatiendo los
méritos de por qué la versión latina debería considerarse legítima.
Baynard rechazaba ambas versiones de las Grandes
Constituciones. Con respecto
a la posibilidad de que la versión
latina también fuera una falsificación, Pike nos dice:
“La acusación
odiosa se ha repetido una y otra vez, que estas Constituciones latinas se fraguaron en
Charleston. Es totalmente cierto que esto
no es verdad, porque el Supremo Consejo de Charleston nunca los tuvo, hasta que recibió
copias de las ediciones publicadas por el Gran Comendador. Si fueron falsificadas en alguna parte,
no fue en Charleston: y si algo se forjó allí, fue la copia francesa, ya que luego apareció en el Recueil des Actes.”16
Y en otra parte:
“Los caballeros de Carolina del Sur, en ese día, no hicieron
la falsificación. Sea cual sea
el origen de las Grandes Constituciones,
vinieron de Europa a Charleston, y
fueron aceptadas y recibidas por los honorables caballeros y clérigos que fueron del primer Supremo Consejo, de
perfecta buena fe.”17
Si las Grandes Constituciones son documentos falsificados, pero el Consejo original de Charleston no los
falsificó, ¿cómo llegaron a poseerlos? Pike teoriza:
“Esta copia francesa muy imperfecta, que consiste meramente de tantos Artículos, sin prefacio, formalidad de promulgación por parte de cualquier cuerpo en el Poder, o autenticación de cualquier tipo, no contiene ninguna lista de los grados, ni siquiera el nombre del Rito. Es muy probable que De Grasse lo consiguiera, en o desde Europa, y creó el Consejo Supremo. Por el Artículo V de estas Constituciones, se requiere que tres personas constituyan un cuórum y compongan un Consejo Supremo; y, por lo tanto, el coronel Mitchell y el doctor Dalcho, solos, no podrían haber sido, por sí mismos, un cuerpo así. El hermano de Grasse pretendió establecer un Consejo Supremo en Santo Domingo, para las islas francesas de las Indias Occidentales; y ninguna otra persona tenía ningún interés en hacer que las Constituciones fueran leídas para permitir tal Consejo, excepto su suegro, Jean Baptiste Delahogue, quien también residía en Charleston en 1796, 1799 y 1801, y también fue un 33°, y nombrado Teniente Gran Comendador de las Indias Occidentales Francesas. Fue por esta razón, evidentemente, que ninguno de ellos fue colocado en la lista de miembros del cuerpo en Charleston.”18
Ahora tenemos
suficiente material para analizar. Baynard
sostenía la opinión
de que toda la historia
de las Grandes
Constituciones era una patraña. Basaba su opinión
en la falta total de
evidencia objetiva que apoyara el relato y la improbabilidad de los eventos
informados. Pike denunció firmemente la versión francesa
como un fraude, pero mantuvo la posibilidad de la legitimidad para la versión
latina. Pike señaló
que el Consejo original de Charleston no tenía posesión
ni conocimiento de la versión
latina y había basado sus acciones
en
la
versión
francesa fraudulenta. Pike también declaró que fue
Alexander de Grasse-Tilly quien había traído
la versión francesa
falsificada a Charleston, e insinuó que fue De Grasse-Tilly quien podría haberlas
fraguado. Pike, con algo
de indignación, rechazó la posibilidad de que
Mitchell o Dalcho pudieran haber tenido algo que ver con la falsificación.
Existen dos escenarios lógicos
que podemos explorar:
El primero sería
que Mitchell y Dalcho recibieran las Grandes Constituciones creyendo sinceramente
que eran legítimas; el segundo sería que Mitchell y Dalcho tomaron parte en la creación de las
Grandes Constituciones o sabían que eran una falsificación.
Si Mitchell
y Dalcho creían que las Grandes
Constituciones
eran legítimas, podemos considerar la serie de eventos
con esta mentalidad. Si Mitchell y Dalcho creían que estaban propagando un
sistema europeo creado unos 15 años antes de la creación del
Consejo de Charleston,
entonces podrían haber
supuesto razonablemente que existían otros
El 23 de agosto de 1813, John Mitchell
y Frederick Dalcho
escribieron a Emanuel
de la Motta con relación
a su informe
de Cerneau. Mitchel escribió en parte:
“Estoy realmente sorprendido y asombrado
por la conducta del hombre
que dices que se llama Sr. Joseph Cerneau. Ninguna persona ha tenido
jamás el grado salvo el Conde de
Grasse, y tal vez, pero no estoy seguro, el Sr. Delahogue.”19
Debemos
detenernos por un momento para tratar de entender este comentario de Mitchell.
Si Mitchell recibió
una copia de las Grandes
Constituciones y las aceptó como legítimas y autorizadas, ¿cómo podía estar
tan seguro de que nadie más “tenía el grado”?
¿Qué hay del Supremo
Consejo de Berlín en las Grandes Constituciones? La copia de las Grandes
Constituciones de 1786, que Mitchell
tuvo a su disposición, abre de la siguiente manera:
“Hechas y aprobadas en el Supremo
Consejo del 33º, debida y legalmente
establecido y Congregado en el Gran
Oriente de Berlín el 1 de mayo de
Anno Lucis 5786 y de la Era Cristiana 1786. Consejo en el cual estuvo presente en persona - Su Muy
Augusta Majestad, Federico 2°, Rey de Prusia, Soberano Gran Comendador.”
El “Supremo
Consejo del 33°” en Berlín,
¿estaba compuesto de miembros
que no tenían el 33er grado?
Si nadie más tenía el grado, ¿quién se
lo dio a Mitchell, alguien que él mismo no lo poseía? Mitchell escribe que de Grasse era la única otra persona que
estaba seguro que “tenía” el grado. (Aquí
es, posiblemente, donde Pike concibió la teoría de que De Grasse fue quien trajo la copia falsificada a los
Estados Unidos.) Si antes de De Grasse nadie
tenía el grado, entonces ¿quién se lo dio a De Grasse? Si De Grasse le dio a Mitchell el 33° en algún momento
antes de la creación del Consejo de Charleston
en 1801, ¿por qué el “manifiesto de 1802” (el “certificado de nacimiento” de la JS) afirma que De Grasse
recibió de Mitchell el 33°, el “21 de febrero de 5802” [1802]?20
Veamos
ahora parte de la carta que Frederick Dalcho escribió a de la Motta el mismo día de la carta de Mitchell
y también sobre la nueva creación de Cerneau. Nuevamente debe notarse que
la fecha de la carta de Dalcho fue el
23 de agosto de 1813. Emanuel de la Motta estableció el Consejo Supremo
para la Jurisdicción Norte 13 días antes, el 10 de agosto de 1813,
“Es bien
sabido por aquellos que han recibido legalmente el grado 33, que no puede haber más que un Consejo en
una nación o reino; y que el Consejo
de los Estados Unidos se estableció legalmente en esta ciudad, el 31 de mayo de 1801; en consecuencia,
cualquier otro da por hecho que sus prerrogativas deben ser subrepticias.”21
¿Qué quiere
decir Dalcho con esta declaración? La copia de las Grandes
Constituciones de 1786 que existe en su propia mano dice que
"habrá" dos en los Estados
Unidos. ¿Y qué hay de la creación de De la Motta? ¿Hay alguna sugerencia de que Dalcho
podría no haber aprobado el Consejo de la Motta más que el de Cerneau? El
“certificado de nacimiento” de la JMN, creada por De la Motta, afirma que “habrá dos Grandes
y Supremos Consejos
del 33er grado para la Jurisdicción de los Estados
Unidos de América,
uno para el Sur y el otro para el Norte.”
Pike declaró
que la primera copia conocida
de las grandes Constituciones
era la versión francesa “falsificada” como apareció en la publicación Masónica francesa titulada
Recueil des Actes en 1817.22
Pike afirmaba
que Mitchell y Dalcho no podían haber
falsificado las Constituciones porque ambos eran hombres
“honorables” y ninguno de los dos “la
clase de hombre que pone su mano en esa clase de trabajo.” Pike declaró también que “no era probable que
alguno de ellos pudiera escribir en
latín o francés.”23 Pike
teorizaba que De Grasse junto con su suegro, Jean Baptiste Delahogue, adquirieron o falsificaron la versión
francesa y luego, supuestamente, la
tradujeron al inglés de manera que Mitchell y Dalcho pudieran entenderla. Pike no sabía de la copia manuscrita de
Dalcho, pero, siguiendo esta línea de
razonamiento, podría haber supuesto que Dalcho la copió de una copia de De Grasse o Delahogue, que ellos habían
traducido del francés al inglés.
¿Podría
ser esta la copia que se usó para engañar a Mitchell y Dalcho? Nos enteramos por el pasado Gran
historiador de la JS, Ray Baker Harris, que los documentos de Delahogue en la Colección Kloss son “una
copia indudable del trigésimo tercer
grado y la Constitución, Estatutos y Reglamentos, en uso en Charleston en 1801-1802 cuando el Consejo
Supremo fue establecido.”24
Harris también nos dice:
“Esta suposición
es confirmada por una copia manuscrita de la misma en inglés, enteramente escrita a mano por Frederick Dalcho. Es el equivalente en inglés de la copia francesa de
Delahogue. Se cree que fue la copia de Charleston de la cual Delahogue hizo su traducción al francés.”25
¿Delahogue hizo su traducción al francés? Pero Pike dijo que la copia más antigua conocida de las Grandes
Constituciones era la versión francesa falsificada. En una condena
de esta versión, Pike defendió
rígidamente a Mitchell y Dalcho en base a su posición de que esta copia
falsificada llegó a sus manos, presumiblemente a través de De Grasse y/o Delahouge, y simplemente la
aceptaron como legítima. La "versión francesa" tendría que haber sido traducida
del francés al inglés, y no al revés para
que el argumento de Pike fuera correcto. ¿Hay algo de apoyo para la
posición de Harris de que la copia francesa
de Delahouge fue hecha de la copia inglesa de Dalcho? Sí. Harris nos dice que la copia de Delahogue
de las Grandes Constituciones lleva la nota: “traducido del inglés por mí [Delahogue].”26
Para que
la teoría de Pike fuera correcta, de Grasse habría traducido sus Constituciones francesas falsificadas
al inglés, para Mitchell y Dalcho. Dalcho habría copiado esa traducción en
inglés con su propia mano. Luego, se
nos pide que creamos que el suegro de De Grasse no hizo una copia de las Constituciones de francés a francés de la copia de Grasse, sino que usó la copia en inglés de Dalcho para
traducirla al francés para su propia copia personal.
¡Eso no tiene ningún sentido! ¿Por qué Delahogue se tomaría tantas molestias si su yerno tenía la versión original
en francés?
Este
escritor está completamente de acuerdo con Samuel Baynard en su rechazo a la legitimidad de las Grandes
Constituciones. Del mismo modo, hay poco espacio para argumentar la
evaluación perfectamente lógica de que Albert
Pike hizo de la versión
francesa la de las Grandes
Constituciones. Pike
claramente no se dio cuenta de que lo que tan bien probó que era una “falsificación torpe,” llegó directamente de la mano de Frederick
Dalcho.
A falta de otra explicación razonable, debemos concluir que John Mitchell
y Frederick Dalcho
inventaron la historia
de las Grandes Constituciones de 1786, en todo o en parte.
No podemos, como Pike sugirió,
intentar probar o refutar un negativo. Tampoco podemos abrazar teorías fantásticas que hagan que la historia
termine como podríamos desear. El curso
de los acontecimientos simplemente no tiene sentido si tomamos la posición
de que Mitchell y Dalcho
recibieron las Grandes
Constituciones,
Este escritor
sostiene la opinión
de que Mitchell, Dalcho, y posiblemente algunos
otros, tenían una preocupación razonable
con respecto al estado caótico
y fallido de la orden del "Rito Escocés" (Orden del Real
Secreto o Rito de Perfección). “Para traer ‘orden’ al caos,” se creó el nuevo sistema REAA de 33 grados. La “crema
de la crema” de los grados y rituales
fue seleccionada para este nuevo sistema, una creación inspirada para la cual, uno puede imaginar, una
preocupación se desarrolló sobre si sería aceptada
por la Masonería. Un respaldo
real agregaría valor a cualquier
nuevo sistema Masónico,
y uno anexado a un conjunto de leyes de gobierno podría conferir mayor valor.
Si
examinamos la situación, desde el punto de vista de que el Consejo de Charleston recibió
las constituciones y las aceptó como legítimas, entonces llegamos a una contradicción tras otra. Sin embargo, si consideramos
que toda la historia y la creación provienen del Consejo de Charleston, se desarrolla un escenario muy
lógico. Es la conclusión de este escritor,
que el concilio original de Charleston fue creado junto con un conjunto de leyes gobernantes atribuido a
Federico II. Este escritor no ha visto ni una pizca de pruebas sólidas
para apoyar la posición de que Federico en realidad aprobara
–o siquiera conociera –cualesquiera Grandes Constituciones en Berlín el 1 de mayo de 1786. Sin embargo, hay abundante evidencia para atribuir la creación de
las constituciones a los miembros originales del Consejo de Charleston.
Han pasado más de 200 años desde la creación del Consejo de Charleston.
La importancia y el valor del REAA están bien probados. Está claro que este sistema Masónico
es de gran importancia para toda la Masonería,
y no es un perjuicio reconocer toda su historia. Los creadores del REAA eran humanos, después
de todo, y los humanos
a veces se equivocan al juzgar.
Tomado del Libro:
In His Own
(w)Rite
de Michael R. Poll.
Traducción:
H∴ Horus, 33°
Febrero 2018
Joaquim Villalta, 33º
Muy Poderoso Soberano
Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito
Antiguo y Aceptado (Rite de Cerneau)
Presidente de la Confederación Internacional de Supremos Consejos del
Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·.
⁎ Esta es la traducción
correcta de Supreme Council
en inglés, aunque en español
se ha institucionalizado el término
de Supremo Consejo, y es el que se utilizará en lo
subsecuente. N. del T.
1 Albert Pike, The Grand Constitutions of Freemasonry (New
York: The Supreme Council,
33º Southern Jurisdiction, USA, 1872), 282-283.
2 Henry C. Clausen, Authentics
of Fundamental Law for Scottish Rite Freemasonry (San
Diego: The Supreme
Council, 33º Southern
Jurisdiction, USA, 1979), 9-10.
3 Transactions of the Supreme Council
of the 33D for the Southern Jurisdiction of the United
States (New York: Masonic Publishing Company, 1869),19.
4 Ibid., 22-23.
5 Pike, The Grand Constitutions of
Freemasonry 289. Pike alteró la
traducción al inglés de la versión francesa del
Artículo cinco a: “…sino dos en los Estados Unidos de América…” a fin de
enfatizar su punto concerniente a su interpretación del significado de esta frase.
6 Ibid., 283.
7 Albert Pike, The True Secret
Institutes and Fundamental Bases of the Order of Ancient Free and Associated Masons and the Grand Constitutions of th e Ancient Accepted Scottish Rite of the Year
1786. (New Orleans: The Supreme Council, 33º Southern Jurisdiction, USA 1859),
163-165. En Las Grandes Constituciones de
la Francmasonería de 1872 (A.M.
5632) de Pike, él alteró la traducción de la versión latina para que dijera
así: “En cada gran nación de Europa,
y en cada Reino o Imperio, habrá un solo Consejo de dicho grado. En los Estados y Provincias, así como en el Continente, como en las Islas, de las que se compone
Norteamérica, habrá dos Consejos, uno a una distancia tan
grande del otro como sea posible. Pike, el maestro lingüista, remplazó la palabra “shall” con “will” [Brevemente: shall es más imperativo, de ordenar; will, deja más espacio a la probabilidad. N. del T.] en su edición
de 1872, que, aunque tiene el mismo significado, no era un problema tan obvio para los lectores distraídos. La
edición editada lleva la nota: “Re-traducida del latín por Albert Pike, 33°, Sob. Gr. Comendador. A.M. 5632” p. 213. Pike mantuvo la exactitud de su traducción de 1859, al menos, hasta
1868, cuando la porción cuestionada del Artículo Cinco se reprodujo en las Transactions de
1868 del SC JS exactamente como aparecía en la
traducción de 1859 en la página 28.
8 Samuel Harrison Baynard, Jr., History
of the Supreme Council, 33º Ancient and Accepted Scottish Rite Northern Masonic Jurisdiction of the
United States of America and its Antecedents (Boston: The Supreme Council,
33º Northern Masonic
Jurisdiction, USA, 1938), Vol. I, 175-179.
Esta cita está tomada de la reproducción en facsímil del
"certificado de nacimiento" de 1813 para la Jurisdicción del Norte
(reproducido en la página 176).
Además del facsímil,
está una transcripción impresa del "certificado de nacimiento" que nos entregó
el Il. Hermano Baynard. Curiosamente, la transcripción impresa
omite un número
de palabras y frases que aparecen en el facsímil. Por ejemplo, la frase “uno para el Sur y uno para el Norte” (línea 26 del facsímil), no aparece en la transcripción impresa.
9 La cuestión
de dónde y cuándo recibieron John Mitchell y Joseph Cerneau
sus grados 33 no ha escapado a la atención de los investigadores
masónicos. En el caso de Cerneau, generalmente es descartado rápidamente debido a la falta total de evidencia de
que alguien alguna vez le haya otorgado el grado 33°. Emanuel de la Motta, en la primera reunión con Cerneau,
intentó obtener cierta información sobre el 33° de Cerneau, incluyendo un vistazo a su Patente, pero
no pudo satisfacerse de ninguna manera (vea: Charles S. Lobingier, The
Supreme Council 33º [Louisville, Kentucky: The Supreme Council, 33º, SJ.,
1964], p. 102.). ¿Pero qué hay de
John Mitchell? Nunca se ha descubierto una patente que demuestre que Mitchell
recibió el 33 de nadie. Sabemos que Mitchell le dio a Dalcho el 33, ya que existe una patente
para este evento.
Mitchell fue el primer Soberano Gran Comendador de la JS,
entonces, ¿cómo recibió el 33? ¿Quién se lo dio? Antes del papel de Mitchell
en la creación del REAA, fue Subinspector General (25º) del llamado
“Rito de Perfección.” A menudo
vemos los de mayor categoría que Mitchell en este sistema acreditando
haberle dado el 33 (generalmente Barend Spitzer).
¿Cómo podría un Mason del grado 25º, de otro sistema, dar el grado
33º del REAA a alguien?
También podemos ver un relato de un prusiano o alemán “desconocido”
dándole el grado, con Mitchell firmando un juramento pare ello en francés. (Vea: Baynard,
History of the Supreme
Council, 33º, Vol.
1, p. 89.) Si
alguien le dio el 33° a Mitchell, ¿quién se lo dio a él? ¿Por qué este SGIG desconocido no tuvo un papel en la creación del Consejo de Charleston? Ya que este SGIG desconocido era superior a Mitchell, ¿por qué no fue él el primer Soberano Gran Comendador de
Charleston? Las preguntas pueden continuar al infinito. Lo que nunca debemos hacer es juzgar los eventos
del pasado con los estándares de hoy. El cómo hacemos hoy las cosas, puede no haber sido la norma en el pasado. Podemos
encontrar evidencia de una práctica
antigua que podría arrojar alguna luz sobre la
pregunta del 33er grado de Mitchell/Cerneau. Existe evidencia (vea: Henry Wilson Coil, Coil’s Masonic
Encyclopedia [New York: Macoy Pub. & Masonic
Supply Co., 1961], p. 121 and Pike,
The Grand Constitutions of
Freemasonry, p. 117.) que un Diputado Inspector General del llamado “Rito
de Perfección” (como eran Mitchell
y Cerneau) podía “pasar por alto” el grado 32° del nuevo grado 22 del REAA.
Además, si un 32° del REAA era el 32° más antiguo (o el único) en un
área desocupada, podría avanzarse a sí mismo
al grado 33° del REAA a fin de otorgar el grado a otros y crear un Supremo
Consejo. Tanto Mitchell como Cerneau
dieron el 33° a otros y crearon supremos consejos. A pesar de la histórica
desaprobación de Cerneau, es posible
que de acuerdo a la costumbre de la época, él recibiera el 33° de la misma
manera que Mitchell. Se podría argumentar que era un SGIG tan legítimo como lo era Mitchell.
10 Ver: R. Baker Harris and James D. Carter, History of the Supreme Council, 33º (1801-1861) (Washington, D.C.: The
Supreme Council, 33º Southern
Jurisdiction, USA, 1964), 98.
11 Ibid., 216.
12 Baynard, History of the Supreme
Council, 33º, 101.
13 Pike, The Grand Constitutions of Freemasonry, 170.
14 Baynard, History of the Supreme
Council, 33º, 115.
15 Ibid., 116.
16 Pike, The Grand Constitutions of Freemasonry 126.
17 Ibid, 195
18 Ibid, 134
19 Harris/Carter, History of the Supreme Council,
33º (1801-1861), 117.
20 Ibid, 323
21 Harris/Carter, History of the Supreme Council,
33º (1801-1861), 118.
22 Pike, The Grand Constitutions of Freemasonry, 126.
23 Ibid., 134.
24 Harris/Carter, History of the Supreme Council,
33º (1801-1861), 92.
25 Ibid., 92.
26 Ibid., 92.
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